¿Por qué la importancia de una sana elaboración del duelo?

El duelo es la respuesta inmediata ante una pérdida significativa en la vida, es universal, es dinámico, es inevitable. Es como si fuera un estado al que entramos cuando tenemos una gran pérdida. En ese estado vamos a sentir dolor, mucho dolor, rabia, miedo, culpa y todos los sentimientos que se desprenden de estas emociones primarias, que son muchos y muy variados. No hay etapas, porque no es lineal, sino circular. Hay momentos, y la sensación es como estar en una montaña rusa de emociones, pensamientos y acciones. Es como las olas del mar que van y vienen.

Sí asumimos el “estado” duelo y lo entendemos como un tiempo en la vida donde vamos a procesar la pérdida, a asimilarla, a asumirla y finalmente a resignificarla, entendiendo y aceptando, que no seremos los mismos que antes de la pérdida, y que vamos a sentir, pensar y actuar de diferentes maneras que inclusive nos desconciertan, entonces nuestro duelo será un proceso sano.

¿Qué nos aporta un proceso sano de duelo? La respuesta es salud emocional y mental a futuro, por ende, salud física también, porque estas dimensiones del ser humano se interrelacionan.

Cuando bloqueamos nuestra elaboración del duelo, porque no expresamos abiertamente las emociones y los sentimientos, y nos quedamos estancados en uno o varios de ellos, como por ejemplo: la rabia, la culpa, el miedo o la tristeza, es cuando se empieza a complicar nuestro estado de salud mental y emocional, lo que se manifiesta con trastorno generalizado de ansiedad, con estrés postraumático, con depresión severa, o con suicidio. Esto suele suceder a unos pocos años de la pérdida que tuvimos. Y después pueden aparecer las enfermedades físicas como la diabetes, la hipertensión, las enfermedades autoinmunes y otras tantas.

Por todo lo anterior es importante tener consciencia de nuestro proceso de duelo, permitirnos vivirlo y expresarlo como lo sentimos. Sin reprimirnos, ni contenernos, sin distraernos para evitar sentir y pensar, sin evadir la pérdida y la situación que ésta nos acarreó. Sin alcohol o drogas psicoactivas, sin deportes de alto impacto. En fin, es asumiendo nuestra pérdida y todo lo que esta implica como logramos recorrer sanamente el trayecto del duelo.