Los momentos empezando el duelo
- unaluzparamiduelo
- 23 nov 2021
- 2 Min. de lectura
Una vez nos enteramos de la noticia de la muerte de nuestro ser querido, sobre todo si es sorpresiva e inesperada, hacemos unas reacciones que se podría afirmar son universales, es decir, la mayoría de personas las sienten así.
A continuación les cuento cuáles son, yo las llamo los momentos del duelo, y provienen de mi experiencia personal con mis duelos vividos y de las experiencias de los duelos de muchas personas que han acudido a mi consulta.
El impacto/aturdimiento: Es como un corto circuito en el cerebro, que nos alerta del peligro, nos sentimos desprotegidos y no comprendemos nada. Zumban los oídos y hay mareo.
El shock: Estamos fuera de nosotros, como en automático, en apariencia estamos fuertes y en control.
El funeral: Asistimos como espectadores y no como el deudo o los deudos principales. Seguimos en automático, en apariencia controlados.
Se siente frio mucho frio: Apenas llegamos a la casa después de asistir al funeral, el vacío que se siente es demoledor, además se siente frío, malestar, estamos descompensados no solo mental y emocionalmente sino físicamente también.
La vida se detuvo: Es una increíble sensación de parálisis, de congelamiento, y no logramos comprender cómo y por qué continúa con su curso y ritmo naturales, si nosotros no podemos seguir.
Los primeros días: Seguimos aturdidos, en shock, en automático, paralizados, congelados, con mucho frío, vacíos, y a esto se suma la tristeza intensa que nos parte en dos del dolor.
Las obligaciones y responsabilidades: nuestra vida está detenida para nosotros, nos parece imposible que siga su curso, sin embargo continúa con sus demandas, obligaciones, quehaceres, responsabilidades y no sabemos cómo retomar y tampoco tenemos ánimo para hacerlo.
El dolor cansa: la tristeza es tan intensa que nos agota. El cansancio que se siente es porque se suman varios sentimientos a esa tristeza; desánimo, perplejidad, confusión, miedo, frustración, enojo, culpa, incertidumbre, desconcierto, etc
Llorar es necesario: ¿cómo no llorar? Sí es lo único que nos calma un poco, porque no existe ninguna otra acción que nos tranquilice y nos permita desahogarnos, así sea, por momentos muy cortos.
Necesito un refugio: El refugio está dentro de mí, es mi espíritu, y también mi corazón, que son los únicos que logran compenetrarse y compadecerse de mi dolor.
El derrumbe: la vida se derrumbó, quedan los escombros y de allí partimos. No volveremos a ser los que fuimos y nada volverá a ser igual.
El inicio de un largo camino: El duelo ya empezó, y depende de nosotros como lo vamos a gestionar. Se necesita primero que todo paciencia. Fuerza de voluntad, movimiento y acciones, para hacer el recorrido de manera sana, hasta lograr unificar el dolor con la esperanza.
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