Y ahora qué hago.
- unaluzparamiduelo
- 3 sept 2021
- 2 Min. de lectura
Cuándo perdemos a alguien cercano y significativo, una persona que desempeñaba roles importantes en nuestra vida, que la sentíamos y creíamos indispensable para sobrellevar las responsabilidades y quehaceres cotidianos, alguien tan necesario que asumimos que es imposible continuar sin ella, puesto que nos sentimos incapaces de hacer todo lo que hacía, de pensar como ella pensaba, de solucionar como ella solucionaba, de sentir la seguridad y confianza que sentíamos. Es tan desesperanzador, quedamos confundidos y aterrados, con mucho miedo y también con rabia por su abandono, paralizados y congelados en el presente y con un dolor intenso que nos parte en dos y ni siquiera nos pasa el aire.
¿Cuáles son los roles que desempeñaba tu persona querida y que ahora te toca gestionar, o reorganizar, para que alguien más te colabore?
Si perdiste a un esposo o esposa, un padre o madre de hijos pequeños y adolescentes, un socio o socia, una persona que cuidaba tus hijos, seguro estarás devastado. Porque además de la tristeza intensa, el shock, y la confusión, está la preocupación por cómo seguir con el diario vivir.
Poco a poco, y pidiendo ayuda, es como vas a
empezar a gestionar los nuevos roles de los cuales se hacía cargo la persona que perdiste. Para eso están las redes de apoyo, familia y amigos, que te colaborarán en la reorganización de lo cotidiano. Siempre hay personas dispuestas a ayudar, unas son buenas para aportar ideas, otras para gestionar, otras para acompañar, otras para salir de un apuro, otras para hacer diligencias, otras para dirigir, otras dispuestas para lo que se necesite. De manera que teniendo en cuenta las redes de apoyo, tendrás mayores posibilidades de retomar la vida cotidiana con mejor calidad. Lo importante es pedir ayuda, y dejarse ayudar. Saber que no estás solo o sola con la responsabilidad de los tuyos, y que siempre encontrarás gente dispuesta a colaborar, pero lo debes solicitar.
Habrá en tu duelo muchos aspectos nuevos que te tocará gestionar, empezando por ti mismo o misma, como identificar tus sentimientos, expresarlos abiertamente, pedir ayuda si es necesario, compartir tu dolor y preocupación, darte tiempo, no presionarte por salir rápido de tu duelo, no exigirte más de la cuenta, no evadir, no negar en exceso, ser paciente y considerado contigo. Aceptar que eres una persona que está atravesando un duelo por una pérdida grande, y que estará un tiempo largo en una situación atípica, dolorosa y que requiere muchos cambios.
En la medida en que aciertes en elaborar un buen proceso de duelo, la adaptación será mejor, lo que te facilitará gestionar varios aspectos, emocionales, cognitivos, fisiológicos y espirituales que se presentan en los duelos. Además los aspectos familiares, laborales, sociales y económicos que también se ven afectados con la pérdida. El duelo lo toca todo, y es a ti a quien corresponde elaborarlo. Pide ayuda.
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